TRÁNSITO PLANETARIO

El Sol en Virgo

Virgo es el segundo signo de Tierra. La cualidad energética que manifiesta es Mutable. Es de polaridad negativa o femenina y está regido por Mercurio, al igual que Géminis. En el orden zodiacal, Virgo le sigue a Leo. A cada uno de los signos de Fuego, le sigue uno de elemento tierra y esto se debe a la necesidad de controlar (tierra) la expansión y la voracidad propia de la energía vital (fuego). La individualidad o la conciencia del Yo representada por el signo de Leo empiezan a reconocer sus límites, a parcelar sus talentos y dirigirlos hacia fines concretos para la continuidad de la obra.

Virgo es la segunda instancia del elemento Tierra. La primera fue Tauro y en este signo la naturaleza se encontraba en un estado primigenio, puro, rústico, sin proceso ni alteración de ningún tipo, tal cual fue engendrada por la vida. Al ser Virgo una instancia posterior, la Tierra es filtrada, purificada y el fruto seleccionado. Esto se debe a la regencia de Mercurio, que provee al signo de inteligencia, criterio, análisis y raciocinio para aplicarlos a fines prácticos. Virgo además, tiene que ver con el orden en todos los sentidos: Pensemos por un instante en una estrella del Pop muy importante (Leo), a su alrededor imaginemos un grupo de baile que acompaña al artista o bien, al grupo de especialistas que supervisan al milímetro toda la puesta en escena. En ambos casos veremos el rol de Virgo: secundar, cuidar, contribuir, arreglar, mejorar, discriminar, ordenar y perfeccionar. Virgo saca aquello que no sirve: es el encargado de hacer el proceso de discriminación y análisis. En Tauro, todo está macizo, en estado bruto, en cambio, en Virgo, todo adquiere un orden, todo está clasificado y procesado. Además, es un signo Mutable y su expresión energética resulta versátil, tornadiza, cambiante y adaptable. Esta cualidad energética le permite cambiar, tener distintas visiones de una sola cosa y a la vez, desarrollar un gran ingenio y creatividad. En lo negativo, la cualidad mutable le impide enfrentar los problemas, no existe mucho soporte para luchar contra situaciones complicadas. He ahí la inseguridad que a veces los gobierna. La energía de un Virgo se repliega, se inhibe, va hacia adentro y puede manifestar cierta timidez.

Virgo trabaja la tierra de Tauro, la filtra y saca lo mejor de ella. Eso nos lleva a otro análisis muy interesante sobre su naturaleza: Tauro al estar regido por Venus disfruta de la materia, la goza, la experimenta con sus sentidos y se satisface de ella, mientras que Virgo se dedica a trabajarla, lo que implica rigor, análisis, un estado totalmente contrario al estado reposado de Tauro. Ambos materializan y concretan pero de distinta manera: Tauro construye para disfrutar, Virgo fragmenta la realidad, la divide en múltiples partes y, bajo la regencia de Mercurio, contempla cada porción observándola minuciosamente sin permitirse el estado de relajamiento y disfrute. He ahí la tendencia del nativo a estresarse e incluso, complicarse a la hora de analizar una situación determinada pues mira las mil partes que la componen. Tauro es lo femenino sensual, procreador y seductor mientras que Virgo es lo femenino austero, enfocado totalmente en el trabajo, en la laboriosidad y que no prestará importancia a los placeres. En una Carta Astral incluso, cuando Venus transita por el signo de Virgo su energía pierde fuerza, se inhibe. Los aspectos sensuales y amorosos de Venus se atrofian en un signo regido por un planeta mental y representado por una Virgen. Es imposible que un planeta dado al placer se sienta cómodo en un signo de tanto orden, rigor y reducción.

Tauro es un signo de excesos y gastos. Leo, signo anterior a Virgo, hace lo mismo por su amor a lo glamoroso, lo grandioso y sofisticado. Virgo, en cambio, pone un límite haciendo que se gaste la menor cantidad. Aquí aparece la prevención y la precaución propia de un signo de Tierra. Virgo “no da puntada sin hilo” y antes de tomar una decisión sacará bien las cuentas, evaluará una idea las veces que sea necesario y luego, tomará una decisión.

Si Cáncer representa la gestación y Leo la conciencia naciente, Virgo es la institutriz o el maestro que enseña a corregirnos. Nos evalúa, nos califica y critica hasta perfilarnos para así entrar en la sociedad e interactuar con los demás (Libra).

La espiga de trigo es el símbolo del signo. Representa el alimento que la naturaleza le dio al hombre para poder trabajarla y alimentarse de ella. Al sembrar, esperar la cosecha, recoger el fruto, molerlo, hacer la harina y hornear el pan se encuentra la impronta de Virgo: El trabajo, el orden y la sencillez. En el cuerpo humado rige el intestino delgado, lo que los chinos llamaron “el segundo cerebro”. Esto se debe a la forma similar que tienen ambos: Muchos canales, partes y son un tanto laberínticos. El trabajo del intestino delgado es complejo: recoge y conduce los nutrientes que necesitamos al hígado y lo que no, lo desecha llevándolo al intestino grueso. La complejidad de este sistema de asimilación y discriminación describe todo lo dicho de Virgo hasta el momento: Cualquier idea, concepto e información es filtrada hasta quedarse solo con lo que le servirá, lo demás será descartado. En este proceso, duda bastante, le da mil vueltas a una situación, camina en la vida con una interrogante al costado.

Es algo hipocondriaco, termina sabiendo mucho sobre medicina, en un intento por conocer los síntomas de aquello que cree padecer. Es muy meticuloso, perfeccionista, estudioso, se puede obsesionar con la investigación, reflexiona mucho sobre sí mimo, rozando la autocrítica destructiva. Entre los defectos se encuentran la crítica, el temor, la inseguridad, se puede quejar mucho de todo, resulta algo quisquilloso y susceptible. Mercurio lo vuelve escéptico, no cree en nada que no puede comprobar.

 

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